

El maestro fotògrafo Henri Cartier Bresson decìa que "Fotografiar es poner bajo un mismo punto de mira el ojo la mente y el corazon", eso lo aprendi en mi primer clase de fotografia, àvido, inquieto, entusiasta por aprender, con el tiempo fuì dàndome cuenta de lo que hablaba.
Fuè de esta manera que a modo de reconocerme tatuè en mi cuello ese particular OJO/MENTE/CORAZON, de ahì el nombre del blog y su contenido.
Estas fotos han sido tomadas con una càmara compacta y aprovechando parte del poco tiempo que disponìa, en viajes en remìs a la oficina, por lo tanto la calidad y las condiciones son exiguas, aùn asì, sacandome cada vez màs prejuicios redescubrì Buenos Aires, como asi tambien otro tipo de fotografìa, me atrevì al color, me ajustè a las limitaciones de una càmara que no me obedece, me resulta todo un desafìo como el de exponerme un poco màs, mostrarme, mostrar mi vida y como acto concluyente desnudarme en textos,
BUENA VIDA
MARIANO PINTOS
Fuè de esta manera que a modo de reconocerme tatuè en mi cuello ese particular OJO/MENTE/CORAZON, de ahì el nombre del blog y su contenido.
Estas fotos han sido tomadas con una càmara compacta y aprovechando parte del poco tiempo que disponìa, en viajes en remìs a la oficina, por lo tanto la calidad y las condiciones son exiguas, aùn asì, sacandome cada vez màs prejuicios redescubrì Buenos Aires, como asi tambien otro tipo de fotografìa, me atrevì al color, me ajustè a las limitaciones de una càmara que no me obedece, me resulta todo un desafìo como el de exponerme un poco màs, mostrarme, mostrar mi vida y como acto concluyente desnudarme en textos,
BUENA VIDA
MARIANO PINTOS
1 comentario:
IV - MUJERES CONDENADAS
Como un rebaño pensativo sobre la arena acostadas,
entornan los ojos hacia el horizonte marino,
y sus pies que se buscan y sus manos enlazadas
tienen dulces languideces, amargos escalofríos.
Unas, corazones que aman las largas confidencias,
en el corazón de los bosques y junto a los arroyos,
deletrean el amor de las tímidas infancias
y marcan en el tronco los jóvenes arbolillos;
otras, como hermanas, andan lentas, graves,
a través de las rocas llenas de apariciones,
donde san Antonio vio surgir como lavas,
desnudo el seno, a sus purpúreas tentaciones.
Las hay que a la lumbre de resinas goteantes,
en el hueco mudo de los viejos antros paganos,
te llaman en socorro de sus fiebres aullantes,
¡oh Baco, adormecedor de viejos remordimientos!
Y otras, cuya garganta gusta de escapularios,
que, ocultando un látigo bajo sus largos vestidos,
mezclan en la noche oscura y los bosques solitarios
espuma del placer y lágrimas de la tortura.
¡Oh vírgenes, oh demonios, oh monstruos, oh mártires!,
grandes espíritus negadores de la realidad,
buscadores de lo infinito, devotos y sátiros,
ora llenos de furor, ora llenos de llanto,
vosotras, a las que en vuestro infierno mi alma os ha seguido,
pobres hermanas, os amo tanto como os compadezco
por vuestras dolorosas tristezas, vuestra sed no saciada,
y las urnas de amor que llenan vuestro corazón.
Charles Baudelaire.
"Las flores del mal"
Publicar un comentario